miércoles, 12 de marzo de 2014

Sinfonía n°9 en Re menor, op. 125


    Hoy, tuve el privilegio de poder asistir al teatro municipal de Santiago, a su primer concierto de la temporada 2014, donde se interpretó la primera y la novena sinfonía de Beethoven, esta última, llamada “Coral”.

    La había ido a ver un par de veces antes... La primera, un concierto gratuito en la Estación Mapocho. Nunca había visto, y no he vuelto a ver, la gran cantidad de gente que se aglomeró, sólo para escuchar al gran Ludwig. La otra ocasión, en la Universidad de Santiago de Chile, en el Aula Magna. Llegué temprano, para poder tener un asiento privilegiado, pero a mi pesar, no fuí el único que pensó en eso. Mucha gente llegó antes que yo, así que tuve que verla de pie, afuera, viendo la orquesta en una pantalla gigante y escuchando la música a través de un gran parlante.

    Hoy, pude verla en su máxima expresión...


Sinfonía n°9 en Re menor, op. 125


        Comienza el primer movimiento, y de inmediato, me siento atrapado por aquella sutil melodía, incapaz por si sola de cambiar mi estado de temperancia, y de la nada, con un glorioso fortíssimo, me hallo en las nubes, sublime, desnudo, único. ¡Qué belleza!.

        Termina el primer movimiento, y ya no sé dónde estoy, ni qué hago, ni quien soy.



        El segundo movimiento, y un sacudón de aquellos, y un pensamiento de gratitud, a quien diera su vida, tan solo para que alguien como yo escuchase “la gran obra”. Gracias Ludwig.

        … ¡Qué final!.



        Comienza el Tercer movimiento, calmo, como cuando se flota en el mar, como aquellos días, donde dices: si, hoy podría morir, y feliz. ¡Qué forma de ver la vida!.

        Al buscar en un diccionario, junto a la palabra increíble, debiese aparecer una nota al pie de página, indicando lo siguiente: “es probable, que la mayor cantidad de veces que se ha utilizado esta palabra, sea a la salida de un concierto del gran Beethoven”.

        .. dibuja en la música una pregunta, y llega entonces, el final del movimiento, lo que será recordado hasta el fin de los tiempos, como “la oda a la alegría”.



        .. Y con una locura, más imponente que cualquier música antes escuchada, aparece una voz haciendo una invitación, y un coro que acompaña tan magnífica manifestación. Y se da comienzo al cuarto movimiento...

¡Oh amigos, no en esos tonos!,
entonemos otras más agradables 
y llenas de alegría ,
¡Alegría!, ¡Alegría!
!Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Ébrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.

Quién haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.

Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusando se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.

Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.

¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un padre amoroso.

¿No vislumbras, oh mundo, a tu creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir.

Friedrich Von Schiller









        Nunca antes había llorado escuchando música, ni aplaudido tan del alma como lo hice hoy. Hoy, fuí feliz.

        Quizás otro día, dedique más palabras a quien es sabiduría, pasión y virtud. Un verdadero maestro.

Gracias Ludwig Van Beethoven, gracias.


2 comentarios:

  1. Prefiero esta entrada por sobre las otras

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    1. Aquí me faltó mucho para lograr lo que buscaba con el escrito. Yo no quedé conforme, e indica que aún me falta mucho para plasmar al papel mis ideas y formas.

      Gracias por pasar por aquí, y darse el tiempo de leerme.

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