martes, 14 de enero de 2014

El ajedrez




                Es interesante lo que uno puede aprender con un juego, y no por nada, éste en particular es uno, sino, el más jugado de ellos. Llevo un par de días jugando, y la cantidad de cosas que he aprendido y razonado son lo suficientemente interesantes como para querer difundir en un blog mis pensamientos con respecto a este maravilloso juego. Comencemos.

                Se colocan las piezas sobre el tablero y alguien debe atacar primero (para quien no sepa, las blancas hacen el primer movimiento). ¿Por qué parten las blancas?. Podrían perfectamente partir las negras, pero yo no inventé las reglas. Esto me hizo pensar en los polos opuestos, en la vida.  Si lo llevamos a una lógica de blanco y negro, bueno y malo respectivamente, podríamos entonces decir que quizás el blanco-bueno, es quien decide atacar primero al negro-malo, ya que sin esta acción, nada sucede, se mantiene la paz en el tablero. El malo no siempre es quien parte un conflicto, como yo pensaba. Esta concepción, del bueno y el malo, de quien es el que comienza el conflicto, es muy interesante. Quizás los buenos no acepten ver al malo haciendo sus maldades y por esto el blanco decide hacer el primer movimiento para detener al negro. Y aquí, un descubrimiento; el negro es idéntico al blanco, pero por alguna extraña razón, el blanco piensa que debe atacar al negro primero. Si las blancas no parten, la paz se mantiene en el tablero. ¿Qué es lo que nos llama entonces a querer atacar a otro?. Me he visto muchas veces como el bueno y como el malo. Muchas veces empataron, y otras, ganaron las negras, y otras, las blancas. ¿Qué es lo que te motiva a mover cuando eres de los blancos?.

                La vida es así, como un juego de ajedrez, o varios a la vez. Uno debe tomar decisiones, ya que a veces te corresponde atacar, y otras te corresponde defender. Puedes pelear por las posiciones, asustar, engañar, ser osado, caer en trampas, plantar trampas, perder la concentración, tener exceso de confianza, y un sinfín de otros posibles qués. 

                ¿Qué es lo que busca este juego?. ¿Hacer jaque mate al rey oponente, volver a la paz, simplemente destruirse?.

                 Cuando se empata el juego, la paz vuelve al tablero,. ¿Quién gana y quien pierde en un empate?. Ambos ganan y ambos pierden. Un empate y vuelve la paz. 

                A veces, uno debe rendirse, para evitar un mal mayor, y esto amigos míos, tiene mucho valor, es honor. ¿Cuánto valor tiene la rendición del rey?. Haré un símil... Hitler, al final de sus días, estaba acorralado en su búnker. Él decidió seguir peleando, a sabiendas de que el juego ya estaba perdido. Él esperó ser la última pieza en el tablero, y el jaque mate fue voraz. Pienso que jamás pensó en su pueblo ni en las vidas de sus compatriotas. No tuvo el valor de rendirse. De haberse rendido, muchas vidas podrían haberse salvado. 

                Muchos de ustedes también decidirán seguir hasta el final, a sabiendas que el juego está acabado, por el sucio orgullo propio, y aquí es cuando te das cuenta que algo en ti debe cambiar. 

                Ahora bien, lo invito a hacer una pausa para que piense en una situación similar, piense en Salvador Allende, y cómo fue aquél juego de ajedrez.

                El juego se trata de chocar opiniones, de conocerse a sí mismo, qué hacemos bien y que no, si o no, blanco o negro, no hay nada entremedio.

                Esto es también una invitación, a ojalá, algún día enfrentarnos en un tablero de ajedrez y seguir descubriendo este gran juego. Por ahora, el mejor que he jugado, claro, después de la vida misma.